Aunque se nos siga haciendo raro, ya hemos aceptado al
tiempo como cuarta dimensión de nuestro Universo. Pero nuestra mente
sigue siendo incapaz de imaginarse más dimensiones, tal como proponen la Teoría
de las Supercuerdas y similares. En realidad, ningún humano (por muy
físico cuántico que sea) puede percibir esas dimensiones. Sencillamente,
suponer la hipótesis de que existen hace que los cálculos cuadren.
Para entender esto, vamos a imaginarnos cómo intuir la
existencia de una tercera dimensión a partir de un mundo aparentemente
bidimensional. Supongamos un planeta como nuestra tierra, pero liso como una
bola de billar, sin ningún tipo de relieve. Este planeta a efectos prácticos es
plano para alguien que viva en él.
Este planeta está habitado por una especie
inteligente de hormigas. Las hormigas viven a ras de suelo, son incapaces de
saltar o ponerse de pie. Además, viven en un planeta totalmente liso. Sin
elevaciones, ni agujeros, ni ningún tipo de irregularidad. Para ellas, el
mundo es bidimensional. Sólo pueden moverse en dos dimensiones, y además, no
tienen ninguna forma de saber ni intuir que existe una tercera.
Pero la tercera dimensión existe, y su existencia hace que
nuestras hormigas se vuelvan locas tratando de explicar resultados que son
totalmente imposibles en su mundo bidimensional. Por ejemplo, supongamos que
una de nuestras amigas, situada en el Ecuador del planeta, comienza a
andar, sin desviarse, siguiendo la línea ecuatorial.
Nuestra hormiga recorrerá una gran distancia y,
eventualmente, dará la vuelta entera al planeta, llegando al punto de partida.
Pero… ¡esto no es posible en un mundo bidimensional! A no ser, claro, que en un
momento dado llegues al fin del mundo y seas mágicamente tele transportado de
nuevo al comienzo. Las hormigas intuyen que esta explicación no es muy
realista, y siguen realizando experimentos.
Una segunda hormiga recorre, tal como se muestra en la
imagen, un cuarto del ecuador. Gira a la izquierda en ángulo recto, y camina de
nuevo la misma distancia. Cuando llega a lo que es el polo (aunque ella no sepa
que es el polo) vuelve a girar 90 grados a la izquierda y recorre otra vez la
misma distancia.
¡Y resulta que otra vez ha llegado al punto de origen! Pero…
esto es imposible en el mundo de dos dimensiones. Todas las hormigas saben que
los ángulos de un triángulo suman 180 grados, y sin embargo el triángulo gigantesco
que acaban de realizar tiene tres ángulos rectos. Esto es tan sorprendente
como el caso anterior.
Y de repente, a alguien (el equivalente a Einstein del
mundo hormiguil) se le ocurre una explicación extraordinaria que resuelve todo
de una forma sencillísima. Quizá el espacio tenga más de dos dimensiones. Quizá
el plano en realidad sea curvo, lo que explicaría el extraño triángulo con
todos sus ángulos rectos. También explicaría el fenómeno del ecuador, puede que
el plano esté curvado sobre sí mismo de forma que sus extremos se toquen unos
con otros. Es más, ¡incluso es posible que haya una tercera dimensión con
infinitos planos!
Las hormigas son incapaces de entender el concepto de ‘plano
curvo’. Y no digamos ya el concepto de ‘infinitos planos’. ¡Sólo hay un plano,
el suyo! Recordemos que viven en un mundo totalmente plano y no pueden
despegarse de su superficie. Sencillamente, no pueden percibir con sus sentidos
que exista una tercera dimensión. Y sin embargo, eso explicaría todo a la
perfección.
Pues bien, para los humanos el concepto es el mismo. Cuando
los físicos relativistas comenzaron a hablar del ‘espacio curvo’, de ‘infinitos
espacios’ y de dimesiones adicionales, no entendimos nada. Sencillamente, somos
incapaces de percibir que haya más dimensiones más allá de las que conocemos. Y
sin embargo, eso explicaría todo (o al menos, muchas cosas) a la perfección.
¿Por qué no se perciben seres de una cuarta dimensión?
Pues para dar una pequeña explicación, extrapolaríamos a
seres de dos dimensiones en un mundo de dos dimensiones, donde vivirían felices
triángulos, cuadrados y círculos, si en este pequeño universo apareciera un
cubo que es una forma de tres dimensiones, la percepción de los seres de dos dimensiones
serian la de ver solo la base del mismo, que seria cuadrada pero sin forma pues
se distorsionaría al no ver el total de sus dimensiones, podríamos decir entonces
que no entenderíamos lo que estamos viendo en realidad y nos llegaría un
mensaje incompleto a nuestro cerebro.
Pues exactamente esto mismo ocurriría con un ser de la
cuarta dimensión, si alguno tratara de entrar en nuestro universo y quisiera
darnos algún tipo de información, seriamos incapaces de identificarlo y
entender que es lo que realmente observamos.
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